martes, 19 de febrero de 2013

Si Dios quiere...

Alberto D. Quiroga V.

Recuerdo que en la primaria nos enseñó un maestro la importancia de las jaculatorias, esas oraciones breves que nos ayudan a recordar y alabar la presencia de Dios.

Primero Dios; Dios mediante; Si Dios quiere y otras similares nos sirven al ser usadas constantemente para recordar que la vida no la tenemos comprada y que en este mundo solamente vamos de paso.

Pero en alguna ocasión me he topado con gente que responde a mi 'Dios mediante' con un 'Dios aquí no tiene nada que ver'.

Déjenme explicarles: Quedo con alguna persona en vernos el próximo jueves -y agrego- Dios mediante, y me dicen -Dios no tiene nada que ver, si no vienes es porque no quieres.
O digo, si Dios quiere, el proximo año estaremos organizando el evento, y me objetan -No, no es si Dios quiere, lo vamos a hacer porque tenemos la capacidad...
En alguna ocasión reflexione sobre la futilidad (poca importancia) de hacer planes. Basta una pequeña miga de pan para ahogar a un hombre, por muy poderoso que sea. Hace mucho tiempo, ante una fuerte afección de la garganta, experimente que ésta se me cerrara con mis propias mucosidades y de no ser por la oportuna intervención de mi hermano Andrés, médico, yo tal vez no estaría escribiendo estas líneas.

Un auto que se cruza en nuestro camino, una bala perdida en un asalto, un repentino paro cardiaco, son algunos de los ejemplos de situaciones que podrían entorpecer nuestros planes.

Pero esto es sólo el aspecto negativo, ¿Qué pasa si tenemos todas las capacidades y oportunidades para hacer un negocio o entablar una relación pero ésta no será provechosa o benéfica -no económica, sino también moralmente- para nosotros? Un si Dios quiere podría llevarnos a abrir los ojos al peligro de esa situación.

Por ejemplo, hay negocios que son moralmente malos y reprobables, aunque económicamente atractivos, como la pornografía o el narcomenudeo, allí obviamente no cabrian frases como un 'si Dios quiere, el martes te tengo las fotos de las niñas que me pediste' o 'Dios mediante mañana te entrego tu cargamento', porque Dios, efectivamente, no tiene nada que ver con ese tipo de negocios, que son más bien resultado de la libertad de acción de los seres humanos.

Por lo tanto, yo seguire diciendo Dios mediante y si Dios quiere, porque el día que ya no lo pueda decir, será porque estaré (Dios no lo quiera) metido en algo donde El no tenga nada que ver.